martes, 21 de febrero de 2012

Un día fuera de casa

Mientras escribo esto, me doy cuenta de que mi vida social se ha vuelto muy aburrida... dos meses con Invisalign puesto y todavía no había pasado un día completo fuera.

El pasado domingo íbamos a un concierto de flamenco, a unos 30 kms de donde vivimos.

Aprovechando que hacía buen tiempo, después de este frío invierno, decidimos irnos temprano y comer fuera.

Me llevé un pequeño cepillo de viaje y una pasta de dientes pequeña de estas de muestra que te dan al comprar los recambios del cepillo eléctrico (los cuales me duran ahora entre mes y medio y dos meses).

Antes de sentarnos a comer, me fijé si el restaurante tenía un cuarto de baño medianamente limpio y con pestillo, ya que no me hace gracia que alguien entre y me pille con la boca llena de espuma.

Después de comer, me dirijí al excusado con tan mala suerte de que estaba ocupado, y una camarera del local me dijo que pasara junto a la cocina donde estaba el de los empleados, el cambio me cogió un poco por sorpresa ya que este no tenía pestillo, pero bueno me anduve con prisa y me puse el alineador.

A media tarde decidimos ir a una cafetería, casi se me había olvidado que llevaba el alineador puesto, nos sentamos y al pedir el café me acordé que lo llevaba puesto. Como tras quitártelo tienes que enjuagarlo después, me fui al cuarto de baño de la cafetería y como estaba siendo limpiado, me colé en el de minsuváildos.

Tras el café, se nos empezaba a hacer tarde, así que me volví para el baño... seguía de limpieza, o más bien no querían que lo usase, un domingo por la tarde a poco tiempo de cerrar... me volví a meter en el de minusválidos.

Justo cuando me había metido el cepillo en la boca alguien intentó entrar, por suerte el lavabo tenía pestillo. Al rato, otro intento para entrar y escucho decir a una chica: "Lleva un rato ahí..." y otra le contesta "Le debe haber sentado mal el café..(risas)". Al parecer el único servicio que funcionaba era el de minsuválidos y se estaban formando colas. Al salir, procure tener bien visible la funda del invisalign y el cepillo, más por vergüenza que por orgullo.

Al menos el concierto estuvo bien, y como no podía comer ni beber nada por no tener que volver a lavarme los dientes, ahorre dinero y me volví para casa con los dientes limpios.

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