De vacaciones con Invisalign

El pasado mes estuve un par de semanas de vacaciones en la playa.

Ha sido una dura prueba de resistencia. A la dificultad de lavarse los dientes en un sitio tan poco frecuente para ello como es la playa, se han unido los "largos" días de comida en familia, tapeo con cerveza fresquita y salidas frecuentes con los amigos.

La monotinía es un buen aliado de Invisalign, la vida social no.

He optado por anteponer mis vacaciones a esto, por lo que ha habido días que no lo he llevado puesto durante 5 ó 6 horas.
Siempre teniendo en cuenta que tenía que lavarme los dientes en cuanto pudiera, pero sin privarme de muchas cosas, como suelo hacer cuando estoy trabajando.

El resultado ha sido un par de kilos más para el cuerpo y un par de días de retraso a la hora de cambiarme las férulas, para evitar someter los dientes a tanto estrés.

Recuerdo esos días en los que no lo llevaba puesto por casi medio día, que al volver a ponérmelo parecía que me había puesto un alineador nuevo, de la presión que ejercía sobre mis dientes.

Me he lavado los dientes en la misma playa, entre risas de amigos y miradas curiosas de desconocidos.
También me los he lavado en el lavabo de un chiringuito, los baños de las heladerías también me han servido, y cualquier otro sitio donde no me viese tanta gente. Sólo me faltaron las cabinas de teléfono, como Superman, pero es que no soy tan rápido como él ;)

Con un cepillo de viajes y una pasta de dientes de muestra que me dieron en la clínica donde me llevan el tratamiento, me ha sido suficiente. Eso sí, el hilo y el enjuague bucal lo he dejado para la noche.

Una vez más, debes tener una fuerza de voluntad muy grande para llevar a cabo este tratamiento. Por cierto que poca gente  se dio cuenta que llevaba puesto el Invisalign, quizá el resto no me quiso decir nada por prudencia.

El martes tengo dentista, a ver que me dice..